Roca Catedral en Paracas, Ica Cabezas Esclavas de Chavin Museo a Julio C. Tello

Cuatro personajes

Francisco Inka fue un precursor por la libertad, comienza en Huarochirí. Tello fue un arqueólogo, descubridor de las culturas de Chavín y Paracas. Milner Cajahuaringa fue artista que expresa en su pintura sus ideas. Sixto Cajahuaringa fue educador de prestigio en Perú.


 

PERSONAJES DE HUAROCHIRÍ

Introducción

La intención de esta Página Web es llevar acabo un reconocimiento a las figuras de la provincia de Huarochirí, prestando atención especial a los distintos personajes en que se desarrolló en su época y su aportación con el tesoro de sus conocimientos o su intervención que abren nuevos horizontes para beneficio de la sociedad. Con sus importantes conocimientos han honrado a su tierra, por eso hacemos una breve biografía de hombres notables e influyentes en el destino de sus pueblos. Estas personalidades representan lo mejor de Huarochirí, Perú.

Francisco Inka

Se estima que entre 1705 a 1710, nace Francisco Inka el que sería celebre huarochirano, en que su nombre debería estar presente como el que dio el “Primer Grito de Independencia del Perú”.  Crece y contrae matrimonio con María Gregoria, ambos nacidos en el pueblo de Lahuaytambo. Creía en un ordenamiento libre y que su patria debía ser una sociedad libre y justa. En gran medida, comienza los descontentos con los abusos y terribles persecuciones de su gente. La injusticia era una situación en que el indio huarochirano se encontraba, sometido a trabajos forzados en las minas.  Lo cierto es que estos abusos tienen su lado triste, que aquí colocamos el dedo en la llaga del problema. Francisco Inka, un hombre orgulloso de su origen, que siempre estuvo en desacuerdo con los corregidores pícaros que oprimían a su pueblo, eran frecuentemente sus reclamaciones que se burlaban de la justicia.   Poco antes del levantamiento en Lahuaytambo, se dirige a su pueblo en términos que ha llegado la hora de luchar por la patria, por los hijos del mañana y nuestra libertad. Como una filosofía creativa, los brotes de inconformidad y protestas de los naturales contra disposiciones opresoras comienzan a hacerse frente.

El inconformismo que significaba vivir en pugna con lo real ha hecho que tanto él como sus compañeros se sumaron a esa causa, respondiendo a sus sentimientos por la opresión y torturas a los indios de su comunidad. Se levantaron en rebeldía contra la colonia española en Huarochirí, donde juntamente con otros revolucionarios derramaron su sangre, motivados por el noble ideal, que, sin duda, es el primer grito de independencia del Perú en el año de 1750. Este grito de rebelión tuvo su punto más neurálgico con el asalto a la ciudad de Huarochirí. Ingresaron aproximadamente trescientos indios armados que capturaron la guarnición y   sus autoridades, entre ellos al Corregidor Villa de Moros. En este asalto murieron otros miembros de la sociedad española, a muchos de los cuales los mantuvieron presos   más de un mes. A Villa de Moros y su teniente, más catorce españoles sufrieron la muerte.

Lo cierto es que este dominio español, aunque parezca extraño y ajeno, se confunden con el bien y el mal que trajo consigo el dominio colonial. En esta rebelión ha dado un sello más personal hacia la libertad. Es donde también murió Francisco Inka, aunque un poco después, juntamente con su suegro don Juan Pedro Puipulibia, quedando para la posteridad una imagen de dignidad a nuestra tierra. Los esfuerzos de Francisco Inka se consideran como una fuente de inspiración supremo ideal de libertad. Ese esfuerzo y deseo de liberación germinó en las conciencias de su gente; el nombre de Francisco Inka debería quedar grabado en la historia como símbolo de altivez ante la opresión, y ante la negación de justicia.

Francisco Inka merece un reconocimiento por la autoridad moral del gobierno de Perú, por sus méritos como hombre opuesto a la injusticia y defensa por la libertad. En este país donde opera la libertad, no solo significa reclamar para la vida cultural, sino que los historiadores y padres de la patria reconozcan a este héroe huarochirano, como el hombre que dio el primer grito de independencia del Perú en Huarochirí. Ha dejado una nueva luz gloriosa de aportación substancial para que se conduzca en los registros históricos del Perú, sin duda para que ocupe un lugar especial en la enseñanza histórica en Perú.

Julio César Tello Rojas

La historia del huarochirano Julio C. Tello fue considerado el padre de la arqueología peruana y descubridor de las culturas Chavín y Paracas. Nació el 11 de abril de 1880 en el distrito de Huarochirí. Él fue hijo de una modesta familia, y creció en el distrito y la provincia de Huarochirí. Desde pequeño se destacó por ser hábil e inteligente. Después de sus estudios primarios en Huarochirí y su secundaria en Lima, en 1900 ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es donde fue condiscípulo y amigo de un hijo del ilustre tradicionista don Ricardo Palma, por lo que se ganó el aprecio y frecuentó su casa, ganándose el afecto del escritor, quien, en su condición de director de la Biblioteca Nacional del Perú, le consiguió un puesto como conservador. Julio C. Tello también se dedicó a promover el conocimiento al fundar distintos museos de sitios de las culturas que encontraba. Asimismo, ejerció una cátedra en la universidad Mayor San Marcos, casa de estudios a la que dejó su valioso y extenso archivo, que hasta hoy aun el huarochirano no tiene acceso.

Nuestro venerado Julio C. Tello fue diputado por la provincia de Huarochirí durante los periodos del presidente Augusto B. Leguía. Dentro de un episodio de progreso tuvo por maestros a celebridades del mundo científico, como Ales Hrdlicka y Franz Boas. Obtuvo su maestría en Artes en 1909 y en Antropología en 1911, siendo el primer peruano en alcanzar tal grado académico en dicha universidad. A mérito de sus estudios, obtuvo una nueva beca que fue extendido por el presidente Leguía, que le permitió concurrir, en Londres, al XVIII Congreso Internacional de Americanistas en 1911 y seguir estudios de especialización en el Seminario de Antropología de la Universidad de Berlín en 1912. Nada de esto sería fácil ni seria logrado en poco tiempo, pero para Julio fue una hermosa realidad alcanzable que justifica su empeño. Conoció por entonces a la dama inglesa Ms. Olive Chessman, con quien después se casó.

A su regreso al Perú en 1913, comenzó su labor arqueológica acompañando a su maestro Aleš Hrdlicka en sus investigaciones por los valles de la costa central en Ica y Ancash. Fue nombrado director de la sección arqueológica del Museo de Historia Nacional, cuya organización inicial orientó hasta verse obligado a renunciar en 1915. Los grandes descubrimientos arqueológicos cambiaron la imagen del Perú en el siglo XX. Se trata de un científico inteligente y con empeño que descubre hallazgos y estudios de sitios históricos prehispánicos, donde se inició un proceso por conocer el pasado diverso de un Perú y su valiosa cultura.

En el mundo de la arqueología, tanto el norteamericano, como el europeo y latinoamericano, el alto valor científico de Tello es reconocido como gran iniciador y descubridor de los descubrimientos y estudios de las culturas Chavín y Paracas. En 1918 realiza los estudios de las ruinas de Chavín de Huántar, Ancash. Tello encuentra las cabezas clavas y muestra que la cultura de Chavín era mucho más amplia de lo que habían supuesto otros arqueólogos. Lo más importante para el sabio, en 1924 organiza una expedición científica hacia al valle de Ica. Salió de Lima y en 1925, hizo lo que muchos consideran su descubrimiento más importante: cientos de momias en tumbas de fardos envueltos con los mismos textiles. El valioso objeto más importante de la cultura Paracas, que conocemos, fue también recogido, son los famosos cuchillos Tumi, especialmente utilizados para la decapitación.

La historia de Tello se ciñe en las muchas obras de uno de los más ilustres hombres que ha tenido Perú y la gran virtud científico completamente meritorio. Docenas de libros se han publicado sobre la vida y aportes de este hombre, que sirve como un ejemplo alentador para las futuras generaciones de Huarochirí.

Milner Cajahuaringa

Nació en Huarochirí el 29 de febrero de 1032, y donde vivió los primeros años de su vida, se encuentra en los Andes de Lima, una zona rica en dioses y mitos ancestrales, donde los españoles operaron con dureza durante la extirpación de idolatrías indígenas durante el siglo XVII. La huella de una cultura milenaria y su destrucción quedaron plasmadas en el documento llamado Manuscrito de “Dioses y hombres de Huarochirí”, un testimonio en quechua de los héroes, ritos y ancestros de los habitantes de ese lugar, recogido por el presbítero Francisco de Ávila en 1608.

Lo cierto es que el pintor y exprofesor de varias generaciones de artistas de la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes del Perú, falleció a los 85 años en su casa en Cieneguilla, en las afueras de Lima. No es difícil mostrar que su obra de mediados de los años 60 y los 80 del siglo pasado se caracterizó por el uso de la geometría y el simbolismo andino y los colores fuertes en la abstracción, que deja como su cello en todo lo ha pintado. El origen huarochirano y andino es notable en sus trabajos más importantes, que según el artista plástico Leoncio Villanueva, uno de sus discípulos, realizó entre 1965 y mediados de la década de los 1980.

Un discípulo y admirador declaró que su maestro fallecido tenía, en el recurrido de su vida, un fuerte rechazo hacia los conquistadores españoles, que volcó en dos series de acuarelas y trabajos en tinta china contra los virreyes y contra las corridas de toros. Milner Cajahuaringa vio con claridad esa problemática no solo desde el punto crítico de la sociedad opresora, sino porque tenía una visión sumamente crítica del determinismo histórico durante el coloniaje. Pintó a los virreyes como monstruos, del rostro les salían gusanos. Hay que decirlo en alta voz, entre 1965 y 1985 tuvo una producción estupenda: incorporó el trapecio incaico como una forma de expresión y de rescate de las culturas antiguas.

En nombre de la rica tradición, para Huarochirí lo más importante siempre ha sido el Pariakaka, donde los espíritus de los antepasados, de la región, llegaban al final de sus vidas. Paralelamente a estos sentimientos, Cajahuaringa hizo trabajos interesantes con los colores fuertes y geometrías del mundo andino, donde las cosas más hermosas de nuestro país están. Eso lo llevó a problemas porque tuvo una vertiente de aproximación a lo andino distinta a la tradición popular del arte barroco de las iglesias.

Pero su brillantez pintoresca los llevó a la grandeza en el campo artístico, donde se verá la estrella más colorida en el cielo huarochirano. La historia de este personaje se seguirá escribiendo la realidad vivida, donde se verá reflexiones en torno al oficio artístico y el rol social de este hombre.

SIXTO CAJAHUARINGA INGA

Aunque con cierto atraso, comentamos nuestra admiración por el educador Cajahuaringa, quien es como una luz que se mantiene permanente alumbrado. Como educador y escritor es como la antorcha del saber que iluminó su vida y la de sus discípulos. A través de toda su trayectoria de docente tanto en Huarochirí como en otros pueblos del Perú, se los recuerda con gratitud. Esta afirmación junto con el apellido materno Inga, los pobladores de Puno lo tenían una admiración impecable no solo por ser huarochirano, sino Sixtotambién por su inteligencia, más el apellido Inga tiene un significado divino y de poder Inca en el idioma de quechua.

Nació en la ciudad de Huarochirí, provincia del mismo nombre, el 28 de marzo de 1907, siendo sus padres, don Juan Cajahuaringa García y doña Fidela Inga Chuquiyuri. En su propio Huarochiri hizo sus estudios primarios en la Escuela prevocacional de Varones #443, antes de ser Centro Escolar. En agosto de 1923 deja el hogar paterno para dirigirse a Lima en busca de nuevos horizontes. Después de haber pasado grandes penurias en su vida infantil se emplea en la casa del Dr. Estanislao Pardo de Figueroa. Trabaja durante el día y estudia durante las noches en la Escuela de Bellas Artes, por tener vocación en el arte de la pintura y el dibujo.

En1929 ingresa al Instituto Pedagógico Nacional de Varones y en 1931 se graduó como Normalista Elemental, sustentando su Tesis “Política y Educación". En 1932 trabaja como profesor en la escuela 443 de su tierra natal. En 1944 ingresa nuevamente al Instituto Pedagógico Nacional de Varones de Lima para graduarse como Normalista Urbano. En 1946 se presenta al concurso de Inspectores de Educación y le nombran Inspector de Educación de la Provincia de Carabaya. Desempeña el mismo cargo en las provincias de Chota, Contumazá, Otuzco y Canta. En 1969 se presenta al concurso en la Universidad Nacional de Educación "La Cantuta", y le nombran Catedrático, trabaja allí por más de 10 años donde allí se retira. En el 1932 trabajó en la provincia de Huarochirí, donde saca a luz un Periódico infantil intitulado ESPEJITO actuando el como consejero y como director del alumno Ricardo Macavilca.

El auténtico maestro, después de graduarse como Normalista Urbano, según el artículo 267 de la Ley Orgánica de Educación Escribe en las revistas "Garcilaso", órgano de la A.N.E.A., "Democracia y Trabajo", "Humanidad", "La voz del Maestro", "La voz de Huarochirí", "Hora del Hombre", propugnando la inmediata organización de los maestros del Perú para solucionar los problemas educativos. Esto fue como exponente de la cultura de un verdadero educador.

Durante los 16 años de vida de Inspector saca a luz las revistas: "Allinccapac Pedagógico " en Carabaya, "Actividad y Conocimiento" en Chota, "Hora del Maestro" en Contumaza "Horizontes Pedagógicos "en Otuzco y la "Vida Escolar" en Canta. Escribe además en "Escuela Nueva", "Escuela Activa", "Nueva Educación" "Colmena", "La Hora", "La Industria". Publica sus libros, "Mi Tierra y mi Escuela" libro de Lectura para Primer y segundo grado "ESPEJITO", Guía Didáctica para las clases de Primer grado. El maestro uruguayo, Jesualdo le dedica un poema "Canto al Maestro Rural de América". Ahora pone en manos de los maestros del Perú sus obras "Zorzalitos del Ande". El libro de lectura "ESPEJITO", ya que en la ANEA se considera como poeta y escritor del Perú. Como se puede comprender, sus publicaciones representan una pequeña biblioteca, pero rico respecto a la calidad educativa.

Sixto Cajahuaringa Inga recibió muchos reconocimientos durante su vida profesional. El honor más grande fue "Las Palmas Magisteriales" en el Grado de Maestro. En cada provincia que trabajaba los Diputados y Senadores le condecoraban como el mejor Inspector y Maestro. Desde los Estados Unidos, recibió una placa como el reconocimiento más honorable a un huarochirano, de la Asociación de Residentes Huarochiranos en Texas, USA (ARHTUSA). Además, por ser un educador, escritor e ilustre huarochirano, fue más que una figura, cuya vida fue consagrada a la educación y preparación de los nuevos ciudadanos; fue inagotable fuente de valores del espíritu en busca de nuevas sendas hacia la potencia del conocimiento humano, y justo a la dignidad humana. Como ciudadano siempre se preocupaba por el progreso de su pueblo natal, y por la Justicia social.

Sixto Cajahuaringa Inga murió apaciblemente en Lima el 15 de octubre de 2002, el hombre que tanto hizo por la educación y por el prestigio de Huarochirí y el Perú entero. Con el tiempo su ejemplo y gloria crecerá como crece el conocimiento de la nueva generación, que educó y ayudó a muchas generaciones en la conquista del saber.


© Pedro Pablo Inga Huaringa